Equipo PROJOVEM

AMIPRO

El equipo de AMIPRO que llevó a cabo este proyecto esta compuesto por tres mujeres de mucho valor. Los blogs a continuación cuentan sus historias.

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Hermana Be: Cuando era apenas una adolescente de 15 años de edad perdí de manera trágica y dolorosa a mi padre y a mi madre. De la noche a la mañana me volví frágil, vulnerable; esto sin contar con la pobreza, la escasez, la violencia y otros factores condicionantes que marcaron mi vida. En medio del dolor, la impotencia, la indignación y la injusticia me fijé un objetivo: luchar y salir adelante a pesar de las adversidades. En el momento menos esperado había desarrollado un espíritu de resiliencia, el mismo que me ayudó a sacar fuerzas de flaqueza para determinarme la meta de trabajar y estudiar al mismo tiempo.

Cuando cumplí 20 años vendía golosinas para pagarme la universidad y encontré una señora adulta de la raza negra que me tendió la mano y lo mejor de todo: conocí de cerca a quien siempre me ayudó y que yo no veía en ese entonces. Conocí a Dios y con Él también conocí a personas buenas y misericordiosas que ayudan a los y las jóvenes a sanar sus heridas y a darles la oportunidad de desarrollar sus potencialidades.

He apoyado a la juventud marginada y en situación de riesgo desde 1998 y creo que la juventud hondureña necesita oportunidades de vida para desarrollar su potencial. Me identifico empáticamente y significativamente con los jóvenes y de manera especial con las jóvenes desde mi propia experiencia. Por eso desde cualquier contexto de mi vida les voy a ayudar, porque yo fui una día una de ellas.

Creo determinantemente que con la ayuda de Dios, y el liderazgo de AMIPRO (Amor por el Prójimo) se abrirán puertas de oportunidades y ríos de aguas profundas para bendecir a los jóvenes de este amado país. Evidencia de esas bendiciones es el acercamiento que se ha generado con el Banco Mundial para buscar soporte para jóvenes en riesgo social o vulnerables a la violencia.

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Pastora De: En 1990 fui llamada junto a mi esposo por el Eterno Dios a fundar un ministerio para la restauración de la familia, lo que implicó la renovación de matrimonios y el constante apoyo a los jóvenes de esos matrimonios. Mi condición de pastora y la responsabilidad de apoyar al prójimo es inherente a la pasión del servicio a Dios: el llamado al rescate de los y las jóvenes involucrados en maras y pandillas es irrevocable en mi vida. La juventud actual es presa fácil de las maras y pandillas que los conducen lamentablemente al camino de la muerte. Estas situaciones son fruto del contexto social y económico del país, sin embargo más importante aún es la desintegración familiar y la falta de afecto paternal.

La mayoría de estos y estas jóvenes buscan en mi esposo y en mi el amor de padres que nunca tuvieron, ganándonos de esta forma su confianza y estimación. En este sentido hemos logrado la restauración de muchos y muchas jóvenes. Hoy estamos viendo los frutos dignos de arrepentimiento en cuanto a su pasada manera de vivir. Hoy en día hablan de formar sus propias familias, de obtener un empleo, de tener anhelos y de convertirse en instrumentos útiles para restaurar a otros jóvenes que están sumergidos en ese tipo de vida. Este trabajo me hace comprometerme a facilitarles a ellos y ellas la oportunidad para que puedan nuevamente ser parte de la sociedad, teniendo una fuente de empleo para vivir. Esto me hace esforzarme para interceder por ellos y ellas ante la sociedad.

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Pastora Ese: Hace 10 años que ingresé al ministerio que lideran los esposos De. Soy Pastora en el área urbana de la ciudad de Tegucigalpa y los últimos 4 años de mi servicio a Dios, los he dedicado a trabajar arduamente por el rescate de los jóvenes que se identifican o forman parte de las maras o pandillas. Estos jóvenes entran en estos grupos y son presa fácil y se exponen al riesgo social porque en algún momento de su vida han tenido falta de afecto y atención en su familia, condición de pobreza, violencia, exposición a las drogas y al alcoholismo, entre otros.

Tengo una enorme pasión por rescatar a la juventud de este flagelo letal que los conduce y los expone a la muerte. Conduzco a los jóvenes a retiros especiales conocidos como avivamientos, me apoyo mucho en el acompañamiento o seguimiento y estoy siempre muy de cerca para aquellos jóvenes que necesitan afecto. Sobre todo, para las jóvenes que han estado expuestas a algún tipo de violencia. Hago equipo con el liderazgo para visitar las casas de estas jóvenes en sus comunidades . Doy gracias a Dios por abrirme espacio y darme la oportunidad de ayudar a la juventud.

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